Black Friday.

El viernes fue un día difícil en la oficina, empezó desde antes de llegar a ella, cuando iba con la cola entre las patas por llegar más de una hora tarde, y lo todavía peor es que llevo quizá una semana llegando tarde, que terrible.

Abría la puerta del piso y justo del otro lado la abría mi vecino el piedra, con algo de desconcierto en su rostro. 

-¿Qué pedo? ¿Todo bien?

-Este, si, bueno, con nosotros si, ahorita te vas a dar cuenta.

De inmediato pensé que habría problemas, y serios, pero con un poco de tranquilidad por lo que me dijo, quizá había un problema en mi departamento pero en otra área, pensé.

La siguiente imagen me decía que la situación era aún más grave. Mi jefa que en teoría estaba de vacaciones estaba en la oficina y estaba trabajando, era algo grave, sin duda. Fui a leer mi correo y esperaba ver entre otras cosas algún correo del director del departamento, que es un hijo de puta, y sí, si había uno, pero no me decía nada del otro mundo. Después vino Mónica.

-¿Pasó algo Mónica?

-Si, una promoción bla bla bla.

-Órale, con razón.

Silencio.

-¿Ya leíste lo de Iván?

Un escalofrio invadió mi espalda de forma inmediata, Iván fue mi primer amigo en este empleo, estudió en la misma universidad que yo y también venía de Ensenada, además de que practicamente fue mi maestro en el puesto que desempeño. Meses después de que entré al trabajo fue hospitalizado, la razón: Un tumor en la cabeza.

El correo decía textualmente:

El día de ayer, a las 6 de la tarde, en el hospital de la universidad de San Diego, California, nuestro compañero y amigo Iván, tranquilo y en paz, partió con el señor. Estaremos pendientes para los servicios fúnebres.

Y en verdad fue un buen putazo emocional.

A lo largo de mi vida no recuerdo haber experimentado una muerte tan cercana, no derramé una sola lágrima pero la noticia si ha hecho algunos nudos en mi garganta, recordar a mi amigo con su sonrisa y más aún, recordar que quizá fuera mi mejor amigo en la oficina son factores que hacen su perdida un poco difícil. 

El viernes todos en la oficina estaban cabizbajos, al principio, el ambiente era tenso y triste, entre a la oficina de mi jefa y sus ojos todavía mostraban lágrimas, era mejor no mirar a nadie directamente. Pasadas las horas yo mismo hice como si nadie hubiera muerto, y seguí como cualquier otro día, pero nunca deje de pensar en lo terrible que era.

Después hablé con mi jefa, me imapctó como narró los hechos,

Tenía días que no despertaba, su mamá le dijo que estabamos ahí,  empezó hablarle y basicamente a despedirse, entonces Iván derramó unas lágrimas y nos puso tristes a todos. Media hora después murió.

Debe ser terrible escuchar como te dicen que todo ha valido verga y no poder hacer otra cosa más que derramar lágrimas, no poder despedirte de tu madre y hundirte en una incertidumbre de no saber que viene después.

¡Puta madre!

Wey, ... nada. 


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