Amargado soy yo.

De vez en vez, todavía pienso que hay mucho pendejo afuera, y como dice una amiga, habría que matar a uno que otro.

A veces siento que soy muy amargado, pero hago un autoanálisis rapidamente y me doy cuenta que quizá mi humor es muy  diferente al del resto de la gente en ocasiones, y ellos me dicen amargado por no reir y yo por dentro digo que están muy pendejos. Esa es, desde hace un tiempo, parte de la historia de mi vida.

Hay personas con las disfruto mucho estar, con las que me rio peor que un enano al que le hacen cosquillas, otras no necesitan hacerme reir para hacerme sentir muy bien, y unas más, inexplicablemente me hacen sentir incómodo con solo escuchar su tono de voz, ver su porte al caminar o simplemente tratar de explicarme sus actitudes, es entonces que entiendo que Díos no me haya dado los poderes de Gokú, porque desde hace mucho tiempo ya los habría matado a la verga. Tambien entiendo entonces, que soy medio pendejo e intolerante, pero nadie es perfecto.





Aclaración.

Hoy no escribo, pero espero que mañana sí. Espero.

Pichón.