A la espera

Ayer mientras leía uno de mis blogs habituales  tuve uno de los peores mindfucks que he tenido en mi vida, no entraré mucho en detalles pero básicamente cierta parte del post se centraba en la actitud que el autor había tenido durante alguna etapa de su vida, esa actitud en la que probablemente creía que el mundo le debía la vida y podría sentirse seguro de que freír un huevo y echar una carga de ropa a la lavadora eran los pilares para ser un perfecto ser humano al que le importara una chingada el no tener amigos y que nadie diera un chelín por él. Craso error. Afortunadamente para él se dio cuenta de su error, y con esfuerzos pudo corregir un poco el rumbo, hoy es probablemente una de las personas que más admire por su dedicación y la manera en que ve la vida. En honor a la verdad a veces muero de envidia. –De la buena-

Yo normalmente soy humilde en muchos sentidos, a menudo hago comentarios burgueses pero de sobra está decir que son empapados de sarcasmo. Soy un pinchi don nadie. Sin embargo, desde que tengo uso de razón tengo ciertos pensamientos que nunca expreso en los que pienso que más de uno a mí alrededor es un completo imbécil, y afortunada o desafortunadamente la vida no me ha querido abofetear –O yo todavía no agarro la gallina- por semejante osadía. Y es que a veces si son unos imbéciles.

Así que estoy  a la espera del momento en el que deje de pensar que todos son imbéciles menos yo.

Metal Gear Solid 4 - Opening theme.


3 Años

Tenía un buen rato que no me paraba por acá, podría hacerle como muchos y echarle la culpa a twitter pero no, no creo eso sea el causante ya que no twitteo cantidades industriales como muchos lo hacen, de vez en vez el morbo y autoflagelo me hacen leer los twitts de los demás, pero tampoco es algo que me quite el sueño.

En este tiempo que he estado lejos del blog más de una vez pasó por mi mente cerrarlo, sin inspiración, sin motivación, de nada sirve tenerlo abierto, pero al mismo tiempo me venían ideas y visiones sobre algunas cosas que me gustaría implementar en el mismo, y por eso, solo por eso no lo voy a cerrar. Probablemente después tome un nuevo giro, pero no cambiará mucho. 

En unas horas se vendrá el 3er aniversario de este blog, bueno, no de este, pero si de mi etapa como bloguero, debo decir que he conocido buenas personas a traves del mismo y que he mejorado en gran medida mis skills para escribir, solo basta con volver a las primeras publicaciones para corroborarlo.

En fin, solo pensé que como ha sido una pseudotradición, debía mencionar el 3er aniversario.

Reincarnation by Yasuharu Takanashi

Dinero.

Hace rato hojeando un libro me encontré con un billullo de 50 baros entre sus páginas, dada la situación por la que atravieso ahora, pese a que 50 baros no sirven para prácticamente nada me alegró la tarde de manera particular. Y es que me recordó una sensación que solía sentir cuando era estudiante de secundaria y tenía voz de puto pito. Cada mañana, salvo raras excepciones, salía de mi casa aún en penumbras, caminaba unas cuadras hasta llegar a la esquina donde tomaba el camión, siempre era el primero en llegar a esa esquina, hecho que ayudaba a que yo pudiera preparar mi juego. Mis padres nunca me daban mucho dinero para gastar en la escuela, lo poco que me daban prefería no gastarlo en la escuela sino volver a casa y comprarme porquerías para disfrutar de una buena tarde de televisión de paga o algunos ratos pegado a la ventana que daba a la calle donde veía a los demás niños jugar. Volviendo a la esquina donde esperaba el camión cada mañana, un buen día se me cayó una moneda y cayó justo sobre la tierra que se amontona debajo de las aceras de las banquetas, la moneda casi se cubrió por la tierra suelta y entonces se me ocurrió una fantástica idea.

¿Y si entierro mi moneda y la recojo 4 o 5 horas más tarde?

Pues va, lo más que podía perder era mi preciada moneda. Y la escondí.
Paso el camión, llegué a la escuela, tome mis clases, jugué béisbol, vi a los demás gastar dinero y yo ni me acordaba de mi moneda hasta que salí de la escuela.
En chinga corrí a la parada del camión, comí moras de los árboles mientras este último pasaba y cuando al fin pasó y lo abordé me emocionaba el hecho de pensar en mi pinchi moneda común y corriente. Llegué a mi parada y me baje rápido, caminé hasta el otro lado de la acera para buscar mi moneda y para mi terrible sorpresa después de mi primera búsqueda no encontré ni chingaditas madres. Me encabroné y volví a buscar, esta vez si corrí con suerte, ahí estaba mi moneda. Sobra decir que me sentí como Alibaba cuando encontró el escondite de los 40 ladrones y escucho la frase que abría el mismo. Y esa tarde fui el estudiante de secundaria con voz de puto pito más feliz del mundo. Repetí la aventura durante los próximos meses llenando de adrenalina mis días hasta que perdió la gracia y dejé de hacerlo, aunque no niego que para mi sigue siendo algo emocionante recuperar algo que para bien o para mal ya dabas por perdido.

Hoy no escucho nada, tengo planeado realizar un experimento en el que evaluaré que ventajas tiene no escuchar música mientras trabajo, o al menos mientras escribo.

Wish me luck

Mañana tengo una entrevista con la persona que me puede dar el trabajo de impartición de cursos en la prisión, ojala y se haga, no me va a sacar de pobre, ni aumentará mi formación como persona, pero puta, necesito dinero. Bueno, no tanto, pero si, además como dije, el horario es bien concha.

Aún no sé qué le diré a mi padre, le comenté que un par de amigos entrarían a la policía-matanarcos-culeros-del-demonio y no se enchiló, pero me soltó un sermón con sabor a “Mejor te compro una pistola, pendejo” así que por eso es mi cierto grado de preocupación, por mi jefa no hay purrúm porque la última vez que le comenté a ella si lo de ser policía matanarcos me confesó que le gustaría que yo fuera un comandante de la liga de la justicia, así que no encuentro inconveniente alguno de decirle que trabajaré instruyendo buenos modales tecnológicos a robacarros y vendedores menudistas de mota y cristal y sepalachingadaquemás que no son más que niños exploradores comparados con el Teo o algún otro zar de la droga.

Bueno, me voy a dormir.

Man of the world by Takanashi Yasuharu.